En el Tai Chi Chuan, originalmente, no existían armas. Sin embargo, pronto se incorporaron la espada, el sable y la lanza, que se consideran armas tradicionales, patrimonio de las artes marciales chinas.
A cada arma se le atribuye una enseñanza específica: la espada refina el ánimo y la sensibilidad, el sable los pasos y la lanza el fajin.
En los estilos externos, la realización de las formas se basa en la destreza en el movimiento del arma. Sin embargo, en los estilos internos como el Tai Chi Chuan, cuando un practicante está realizando una forma de arma, ésta se convierte en la prolongación de su mano, y por esta arma ha de fluir el Qi (energía) del practicante hasta el otro extremo de la misma. Por ello, estas formas no conllevan saltos acrobáticos, ni movimientos rápidos como en Wushu.
Las formas con armas del Tai Chi Chuan se practican siguiendo un conjunto de círculos armoniosos, a través de los cuales el practicante fusiona sus movimientos corporales con los del arma. Es lo que en los antiguos tratados denominaban “el resucitar del Metal”: una conversión energética de un cuerpo inerte (el arma) al conectarse con el Qi de un cuerpo vivo (el practicante). Por ello, su aprendizaje debe ser iniciado en los alumnos avanzados.
Así, la práctica de Tai Chi Chuan con armas permite:
- Disponer de un soporte que ayude a focalizar la intención.
- Proyectar la energía más allá de nuestro cuerpo.
- Perfeccionar nuestra técnica y refinar nuestras emociones.
- Tomar conciencia de nuestro cuerpo respecto al arma y de la distancia y trayectoria.
En la escuela Hun Yuan Tai Chi se entrenan las siguientes armas: Palo Largo Chino, Bian Gan (palo de pastor), Abanico, Espada, Sable de Chan Sy y Lanza.