El Kung Fu es un arte marcial completo y efectivo y no requiere de gran fuerza física.
Los niños obtienen múltiples beneficios con su práctica. Aunque puede considerarse un deporte es, ante todo, un arte, un estilo de vida. Por ello, además del desarrollo físico que proporciona, trabaja también otros aspectos de crecimiento personal del niño.
- Salud: La actividad física es fundamental para el desarrollo del niño. Los ejercicios de estiramientos, la rotación de músculos y articulaciones y las técnicas propias del kung fu, proporcionan flexibilidad, fuerza, agilidad, coordinacion, equilibrio y rapidez de movimientos.
- Disciplina: El entrenamiento, el respeto a los Maestros y la pulcritud en los uniformes, trabajan con el niño valores como la voluntad, la constancia, la auto-disciplina y el respeto por uno mismo y por los que le rodean.
- Concentración: Las artes marciales cultivan la atención en la práctica, ya que sus movimientos deben ser conscientes y coordinados y ayudan al practicante a dominar su cuerpo y su respiración.
- Serenidad: El kung fu enseña al niño a pensar antes de actuar, y su filosofía trata de evitar los conflictos en la vida cotidiana, y no aceptar conductas agresivas de los demás. Además, el niño aprende a canalizar su energía durante el enfrentamiento, formando personas pacíficas y tranquilas.
- Adaptación / Seguridad: Estimula el pensamiento táctico. La rapidez en los movimientos obliga al niño a tomar decisiones rápidas y decisivas en cada situación que se le plantee. Además, el niño aprende a conocer y aceptar sus propias limitaciones.
- Auto-estima: Con la práctica del kung fu, el niño gana seguridad y confianza en sí mismo y aprende a superar su timidez. Los niños seguros tienen más éxito en la escuela, son más alegres y tienen gran sentido de la justicia.
- Socialización: Invita a los niños a relacionarse con otros con intereses comunes, y a participar en juegos en parejas y/o grupo, fomentando el trabajo en equipo.
- Diversión: Las clases son amenas y persiguen la diversión del niño, en un ambiente seguro y agradable.
- Armonía: Al trabajar el momentos presente y la meditación, el alumno logra un estado de calma. Así, aprende a aliviar tensiones y canalizar el estrés de las obligaciones diarias.
En definitiva, la práctica del kung fu es una oportunidad excelente para conseguir el equilibrio físico y emocional del niño y mejorar su calidad de vida.